Orgullosos de ser Ingenieros Industriales

image002Hubo una época en la que antes de acabar la carrera, las grandes empresas se lanzaban cada mes de abril a ejercer de “headhunters” en las Escuelas de Ingenieros Industriales de todas las Politécnicas de España. Buscaban contratar a los mejores estudiantes de cada promoción. Eran los meses que marcaban, con pequeños hitos como este, el final de una etapa de preparación teórica, en un entorno conocido, superada con mucho esfuerzo y dedicación, pero con unas reglas muy claras; que daba paso a otra etapa incierta, desconocida, pero para la que creíamos llegar armados de capacidad y conocimiento. Jóvenes ingenieros industriales aunque sobradamente preparados.

Recuerdo perfectamente esos pequeños gestos que iban dando las pistas del cambio de etapa: el día que te avisaban de que debías pasar a hacerte la foto de la orla, ese mapa de caras adolescentes coronado por los catedráticos y profesores más odiados y más queridos; las notas de los últimos exámenes,  de las asignaturas más complicadas que llevabas atragantadas durante algunos cursos o cuatrimestres, según el plan que hubieras estudiando; las revisiones del proyecto final de carrera, realizado durante muchas noches de insomnio, café y música relajante; las colas en administración para ir a pagar las tasas del título, y el momento de recibirlo, firmado por el Rey, momento en el que casi todos corríamos a enmarcarlo como un tesoro que nos hacía sentir orgullosos de lo conseguido con tanto esfuerzo.

Algunos de estos momentos que formaron parte del ritual de finalización de los estudios de los ingenieros industriales hace décadas siguen siendo actuales, aunque los diferentes planes y reorganizaciones de estudios hayan cambiado los contenidos y competencias adquiridas para el mismo título.

En todo ese ritual de transformación de estudiante universitario a ingeniero industrial, un hito de importancia era sin duda la Colegiación. Formar parte del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales era el primer paso de la nueva etapa, el momento en el que se pasaba a ser parte del selecto “club de los ingenieros industriales”, y que nos acreditaba como tales ante la sociedad y ante nuestro colectivo.

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El sentido de pertenencia al Colegio de Ingenieros Industriales ha sido para muchos de nosotros algo que nos ha hecho sentir orgullosos, reconocidos y respaldados. Hasta el punto de que uno no parece ser verdaderamente ingeniero industrial hasta que no consigue entrar en el Colegio y Asociación.

El galimatías actual de títulos, minitítulos, grados, masters y hasta cursos online que dan la entrada a la obtención de certificados de profesionalidad “de pago” diseñados por algunos especialistas en buscar de ganancias en aguas revueltas a cualquier precio, está creando confusión, y contribuye negativamente a prestigiar las profesiones, sean reguladas o no. Es difícil explicar qué itinerario puede seguir un estudiante que hoy decida realizar una ingeniería para que cuando la finalice pueda tener atribuciones profesionales para ejercerla como ingeniero industrial. Y esta dificultad, unida a la falta de liderazgo y claridad de ideas de muchos Colegios Profesionales, que han abierto las puertas a colegiar a todo el que esté dispuesto a pagar la cuota, poco contribuye también a seguir prestigiando nuestra profesión.

En el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Región de Murcia lo tenemos claro: nuestro Colegio debe ser la institución que proteja, defienda y prestigie nuestra profesión, conseguida con mucho esfuerzo. Debe ser la marca que de garantías de que en el colectivo que representamos hay verdaderos ingenieros industriales. Debe ser el espacio común en el que sigamos formándonos, capacitándonos, teniendo cobertura legal; y donde compartamos ocio con negocio, actividades lúdicas con relaciones profesionales. Nuestro Colegio seguirá siendo la casa de los Ingenieros Industriales, el lugar donde cada nueva promoción “horneada” en las aulas de Cartagena, Valencia o Madrid encuentre cobijo y cobertura. Y que junto con todos los que ya lo sentimos, les permita a ellos también sentirse orgullosos de ser ingenieros industriales.

Javier Celdrán Lorente (@jacello) Vicedecano de COIIRM. Trabaja en la Consejería de Educación, Cultura y Universidades como Jefe de Gabinete. Ha sido Director del Centro Tecnológico del Mueble, Director del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia, Jefe de Innovación y Competitividad en el Instituto de Fomento de la Región de Murcia, y Vicepresidente de EURADA – Asociación Europea de Agencias de Desarrollo Regional. Ingeniero Industrial, especialidad Ingeniería de Producto.

Javier Celdrán Lorente (@jacello)
Vicedecano de COIIRM. Trabaja en la Consejería de Educación, Cultura y Universidades como Jefe de Gabinete. Ha sido Director del Centro Tecnológico del Mueble, Director del Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia, Jefe de Innovación y Competitividad en el Instituto de Fomento de la Región de Murcia, y Vicepresidente de EURADA – Asociación Europea de Agencias de Desarrollo Regional. Ingeniero Industrial, especialidad Ingeniería de Producto.

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